Excursión en el Alto Aragón y en alto
Navarra Sobrarbe y Ribagorza
Relato del conde de Saud 1872 - 1891
Se acoge al castillo de un noble aragonés.
Describe a los campesinos como vestidos de
la ropa tradicional y siempre lista para bailar la danza local,
la Jota.
Los nobles hablan francés.
Almuerza al pie de una torre mora, a mitad
arrasada.
De Jaca, va a Buíl, después se encuentra
al pie de la Peña.
Al pueblo de Buíl, vé el alcalde para
saber dónde dormir el primer día de su llegada.
Es normal, como todo peregrino de pedir la
hospitalidad en el pueblo.
Pero, el alcalde es desconfiando y poco
acogedor, le pide sus papeles, está en su derecho.
El conde se da cuenta no obstante, que el
alcalde no sabe leer, esto era un pretexto para rechazado su
hospitalidad.
La región de Buíl es pobre, la arena
abunda, el suelo se arruga, seco y pocos vegetales empujan allí
en el punto donde el conde ve un desierto en esta esquina.
El cultivo el más practicado es la vinea.
Se detiene a San Martín de Buíl.
Pasa a continuación por Naval por caminos
de colegiales. No hay carretera.
Estamos en 1884, recibe finalmente a Naval
correo de su familia.
Naval es un pueblo que fue cogido y cogido
de nuevo por los sarracenos.
El alcalde le aconseja la casa Broto a Lingüerre,
es unos tugurios repugnantes, no hay nada a comer, no pollo, jamón,
no leche, no queso, solamente huevos frescos.
Es atacado por los mosquitos y otros
insectos.
Aquí, la gente sobrevive.
Las mujeres hilan al paso de la puerta, se
peinan y despiojan su vecina.
En realidad, los pueblos de montaña son
pobres.
Los campesinos están en los campos
mientras que las mujeres acogen a los recién llegados.
Los pueblos son numerosos en la región, así
como las aldeas o las casas aisladas, no son más de 30 - 40
habitantes por pueblo.
Así, existe aldeas con tres o cuatro
casas, un rectoral y una iglesia.
La gente es miserable, pero guarda
determinada filosofía.
Se ven pueblos blanqueados a la cal, las
casas son flanqueadas de torres como del tiempo de los moros. Se
creería en un país mediterráneo o musulmán.
Se habla una lengua local, el Fabado, que
se llega a entender.
El alcalde de Sopeira es más acogedor que
a Buíl. La casa que se le propone es un poco más cómoda, pero
sigue queda insalubre.
A San Juan de la Peña, un hombre guardaba
la ermita, era todo el tiempo solo.
En Torla, el conde asiste a una fiesta
local donde todos los aldenos participan.
El alcalde lleva la ropa tradicional con el
gorro local y los zapatos en punta. Se desplaza siempre con su
mula que lleva sus asuntos.
El alcalde le propone la residencia del
sacardote quien le ofrece el pan, los huevos y el vino.
El conde duerme sobre jergones poco cómodos,
los mosquitos le atacan.
Barbastro conserva a su Alquazar moro (del
árabe Al Queçar, castillo fuerte), pero está en ruina.
Después de haber trabajado difícilmente,
hay siempre un hombre quien toma su guitarra y juega un aire
sobre el cual baila un campesino.
La gente cazan el gamusa y el íbice.
Hay muchos pastores quienes llenan la montaña.
Sobrarbe, el nombre de esta región viene
de sobre árbol, sobre el árbol. Y se comprende mejor el
significado de este nombre cuando se conoce la leyenda del
tiempo de los moros.
Jaca, cogida por los moros, la Peña de
Oroel sirve entonces de refugio a los ermitaños quienes se
ocultan en las grutas, su acceso es vuelto difícil por el hecho
de que se encuentran en el fondo de barrancos inaccesibles.
Uno estos ermitaños, Juan de Atares predicó
la insurrección contra los musulmanes.
A su muerte, se leventó una liga en
Navarra y Aragón.
En una reunión de rebelados, una visión
maravillosa les apareció : Una cruz apareció encaramada en un
árbol, de ahí el nombre de Sobrarbe.
Eso pasó a la Sierra de Arbe cerca de la
Ainsa al siglo IX.
Juan de Atares no fue seguramente el
instigador de la primera honda, inspiró a sus sucesores.
Garci Jímenez gana la batalla de Ainsa.
El conde de Saud encuentra gente mal
vestida.
A Ribagorza existe el castillo de Mora o
dicho de Mounmegastre, es flanqueado de la torre de Calasaz y
sido rodeado con vineas.
A este lugar, los moros fueron rápidamente
expulsados por los montañeses quienes tomaban fácilmente el
camino de la guerrilla.
Extrañamente, la gente de Ribagorza no le
gusta a sus vecinos catalanes.
Eso viene del hecho que durante la guerra
carlista, los catalanes se alzaron contra el poder entonces en
su sitio mientras que en Aragón, se sostenía Madrid.
A roda, se recibe al conde en una buena
casa, que tenía, para una vez, una tabla y una vela para
escribir.
La habitación está formada por una única
pieza en el centro de la cual se encuentra la madera resinosa
para calentarse.
En el centro, un hogar ahumado recalienta
la pieza.
Hay lámparas en forma antigua de Santa
Liestra suspendidas.
El conde come con tenedores y cucharas en
boj, bebe al porron.
Es sin embargo molestado por el hecho que
hay solo una sala y las habitaciones son separadas de las otras
por una pared previstos de alcobas, el conde se ve obligado de
dormir con los proprietarios y los niños.
Toma el autobús.
Los campesinos trabajan con material de
fortuna.
Los vio en los campos, éstos no tienen
estiércol y la única manera de paliar a esta falta es de poner
el fuego a los campos, las cenizas sirven de estiércol. Es
primitivo según él.
Los hombres suben con las mulas encargadas.
Tienen pantalones de paño y un sombrero.
Hacen pausas fumando.
A la Ainsa, como en bien otros municipios,
las calles son muy estrechas, el burgo está sucio.
Se mina el puente que cruza el Ara.
Allí tiene otro que cruza el Río Toledo y
se ve el Monte Perdido.
De la Ainsa, para ir a Campo, pasa por
Fuendecampo.
Altitud: 720 m, es uno de los curiosos
pueblos donde las casas se sueldan con autógena las unas a las
otras.
El camino que cruza el pueblo pasa bajo
porches.
A Campo, va a la casa de José Mur, juez de
paz en la ciudad.
Los hombres pasan la mayor parte de su
tiempo en los campos y cruza a numerosos soldados quienes
guardan la frontera.
|