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LEVANTE-EMV

      Viernes 20 de agosto de 2004

      ANIVERSARIO

      París instalará una placa en honor del valenciano que la liberó.

      El comandante Amado Granell iba con la División Leclerc

      Europa Press, París

      La ciudad de París celebra los próximos 24 y 25 de agosto el sexagésimo aniversario de su liberación de la presencia del Ejército alemán. Pero los parisinos seguramente desconocen la gesta de los republicanos españoles que participaron activamente en expulsar a los alemanes de la capital francesa, especialmente del valenciano nacido en Burriana Amado Granell.

      Todavía permanece la polémica sobre quién fue el primer soldado que llegó al Ayuntamiento de París en la noche del 24 de agosto de 1944. Aunque la historia oficial nombra al capitán Dronne como el héroe que estrechó la mano de los jefes de
      la Resistencia , que ya habían tomado el control del edihistórico Hotel de Ville, otros historiadores sostienen que no fue otro que el republicano valenciano Amado Granell al que le correspondió tal honor.

      Granell, teniente de la 2ª División blindada comandada por el general Leclerc, recibió el 24 de agosto de 1944 la orden de avanzar hacia París, entrando de forma efectiva a las 20:45 horas. Con la ayuda de un parisino y de la guía Michelin se dirigieron hacia el Hotel de Ville. Una vez en el ayuntamiento tansmitió el parte a sus superiores y se entrevistó con los dirigentes de la Resistencia Georges Bidault y el coronel Rol-Tanguy. Esa misma noche Granell y sus hombres fueron entrevistados por Radio France. A la mañana siguiente el diario LibérationÑ que dirigia Albert CamusÑ abrió con la noticia de la liberación de París y con la foto de Granell, Bidault y Rol-Tanguy.

      Presencia española

      La presencia española fue significativa en esta toma de París, pues fue la novena compañía, enteramente formada por republicanos españoles exiliados a Francia al final de la Guerra Civil, la que, al mando del capitán Dronne y encuadrada en la Segunda División Blindada del general Leclerc, hizo posible la reconquista de la capital. De hecho, las autoridades municipales han decidido instalar una placa, el próximo 24 de agosto, en memoria de los españoles que participaron en la hazaña.

      A este acto, que se celebrará a las 15:15 horas, acudirá el presidente del Senado, Javier Rojo, que estará acompañado por el alcalde de París, Bertrand Delanoe. El día 25 tendrá lugar la ceremonia oficial de la Liberación en el Ayuntamiento de París, en presencia del presidente de la República, Jacques Chirac, a las 18:00 horas. La delegación española estará presente en este acto.

      La rebelión en las calles de París, que se desató el 19 de agosto ante la inminente llegada de los aliados, facilitó la entrada de las tropas de Leclerc en París. Fueron principalmente los colectivos y sindicatos comunistas los que empujaron a una huelga general que paralizó la ciudad. Esta estrategia de los resistentes sirvió para convencer a los militares aliados a entrar en París, una hipótesis que muchos consideraban apresurada.

      Al grito de A las barricadas, los líderes de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI), nombre que se autoimpuso la Resistencia , llamaron a la población a enfrentarse a los alemanes. Cuando la Segunda División Blindada entró en la ciudad e instaló su puesto de mando en Puerta de Orleans, las tropas nazis ya sabían que no tenían escapatoria, aunque se registraron algunos combates en la Plaza de la República y en la Escuela Militar.

      El general alemán, Dietrich von Choltitz, sitiado en el hotel Meurice, a escasos centenares de metros del Ayuntamiento, capituló de inmediato, en la tarde del 25 de agosto. Los 16.000 soldados alemanes y los 80 tanques que custodiaban la capital apenas presentaron resistencia, porque el jefe de las tropas germanas se negó a seguir las órdenes de Afdolf Hitler, que le exhortó a arrasar la ciudad. El general Charles de Gaulle entró esa misma tarde.

      

      LEVANTE-EMV

      Martes, 24 de agosto de 2004

      OPINION

      El valenciano que liberó París

      JULIÁN GARCÍA CANDAU

      En el verano de 1944, el 24 de agosto, hace hoy sesenta años, París vivió la jornada gloriosa de su liberación. La conmemoración, como el desembarco de Normandía, seguramente, olvidará la gesta de miles de españoles que murieron en los frentes y la Resistencia. Y también aquí habrá olvido para los españoles republicanos que protagonizaron la liberación de París. Un valenciano, de Burriana, Amado Granell Mesado, fue el teniente de la Novena Compañía del Regimiento del Tchad, de la División Leclrec, que llegó al Ayuntamiento parisino a comunicar que las tropas francesas ya habían llegado.

      «Nadie un paso delante de mí», dijo el general Charles de Gaulle, el día en que hizo su desfile triunfal por los Campos Elíseos celebrando la liberación de París. Dos pasos detrás, abriendo la formación de blindados que le daban protección, los hombres que habían protagonizado la liberación de la capital francesa. En el primero de los vehículos, al mando del mismo, iba el teniente Amado Granell Mesado, el hombre con cuya fotografía había adornado el diario Liberation su primera página en la que anunciaba « Los franceses en París».

      La primera bandera que llegó al París en el que el general Von Choltitz, recluido en su despacho de mando del hotel Meurice se resistía a pegarle fuego a la capital francesa, fue la republicana. Los primeros nombres de los soldaros franceses eran Granell, Garcés, Bernat, Moreno, Montoya, y el también valenciano Domínguez, Campos y Pujol entre otros y los blindados llevaban los nombres de Guadalajara, Belchite, Don Quijote, Teruel, Ebro, Madrid, Guernica, Brunete.

      Antes de que Von Choltitz se entregara a un soldado español y acabara firmando la rendición en la estación de Montparnase, donde una placa recuerda el acontecimiento, la Novena Compañía del Regimiento del Tchad de la División Leclerc, que mandaba el francés Dronne, recibió la orden de entrar en la ciudad. De Gaulle y Leclerc no deseaban que fueran los estadounidenses los liberadores y la Novena fue elegida para la misión de abrir camino porque era la mejor, la que gozaba de mejor fama.

      Dronne con unos blindados se dirigió hacia el Hotel de Ville y Granell, al mando de los restantes, hizo lo propio por otro camino. Según diversos testimonios cuando Dronne llegó a la plaza del ayuntamiento ya lo habían hecho Granell y los suyos. Según Justo Martínez Amutio, gobernador civil de Albacete durante la guerra y diputado socialista por Valencia en las primeras elecciones democráticas, íntimo amigo del teniente de Burriana, éste que desconocía París, gracias a una joven que se ofreció a dirigirles acortó distancias y llegó el primero ante Georges Bidault. Y fue Granell quien llamó a la puerta del edificio y se presentó ante él.

      Granell podía haber sido un personaje de leyenda si hubiera sido francés. Siempre se le negó la gloria de ser el primer oficial liberador, a pesar de testimonios como el del citado diario. Martínez Amutio relataba que fue el propio De Gaulle quien le ofreció la nacionalidad francesa que llevaba aparejada la gloria de la liberación. Granell pronunció una frase para una lápida: «Burriana es mi madre, y París es mi novia, y una novia no se cambia por una madre». Granell pudo haber ascendido en el ejército francés y convertirse en un mito. Su gran ilusión, por el contrario, era llegar hasta el Rhin, lavarse las manos, dar por consumada su revancha sobre Hitler, y volver a la vida civil.

      Él mismo relató cómo llegó a París. Vio a lo lejos la Torre Eiffel y desde Boulogne llegó al puente de Sevres. Entró en París después de unas vacilaciones por si el camino estaba minado. Al llegar a la Plaza de Italia el convoy se detuvo y parte del público creyó que se trataba de alemanes y se metió en casa. «Un viejo se nos acercó -relató Granell a Liberation- creyendo que éramos americanos y el decirle que era la División Leclerc casi enloqueció de entusiasmo».

      Los gritos del viejo diciendo que eran franceses hizo que quienes antes se habían retirado volvieran y comenzaron un sinfín de abrazos, de emociones «Todos estábamos muy emocionados y algunos lloraban como el sargento Bernat, que había sido torero en España. Si en aquellos momentos aparece media docena de alemanes nos habrían aniquilado. No estábamos en condiciones de defendernos».

      Un mensaje de radio comunicó a Leclerc que habían llegado a su destino. «Arrives a Paris 20 h. 45. Envoye reforts».

      Una muchacha que besó entusiasmada a todos los miembros del blindado les dirigió por París. Después de presentarse antes los miembros de la Resistencia y cuando en la ciudad comenzó a conocerse la noticia de que llegaban las tropas francesas, comenzaron a sonar las campanas de Notre Dame y los franceses salieron a la calle a celebrar la buena nueva.

      Granell fue condecorado con la Legión de Honor y la Cruz de Guerra.

      Al poco de terminar la Guerra Mundial consiguió ser incorporado a una misión francesa que vino de visita porque tenía grandes deseos de ver su país, el que no podía liberar de Franco, ideal con el que tanto él como sus compañeros de la Novena lucharon en el ejército francés.

      Amado Granell hizo la guerra civil y fue mando en la 49 División. Al término de la misma se exilió en Argelia en donde pasó por campos de refugiados en donde conoció las miserias que sufrieron quienes cruzaron los Pirineos y fueron a parar a los campos de Argelés. Sur- Mer, Gurs, Barcarés, Agde o Colliure.

      Alistado en el ejército francés fue trasladado a Inglaterra en donde él y sus compañeros recibieron nueva instrucción. Participó en el desembarco de Normandía y fue su blindado el primero en pisar la arena de las playas francesas. Su gesta nunca ha sido reconocida en su Burriana natal en donde no me consta que exista una calle a su nombre.

      Pasados los años regresó a España y se instaló en Alicante donde montó un establecimiento de ferretería y electrodomésticos. Su profesión real era la de electricista. Martínez Amutio se interesó por resolverle un problema en el Consulado de Francia en Valencia. Había una cuestión burocrática y tenía que firmar un documento relativo a una pensión que percibía. Tomó su automóvil, y en un día lluvioso, tuvo el accidente en el que murió. Se estrelló en Sueca y encima del muro había un cartel que anunciaba Cafés Granell. La noticia no la publicó ningún periódico de Madrid. Un muerto en accidente ya no era noticia y un héroe republicano con Franco en El Pardo era un ser anónimo.